martes, 24 de julio de 2018

El Amor de un Padre nunca Abandona a su Hijo



Creo que uno de los amores más puros que siente una niña es el amor a su padre.

Crecí en un hogar normal, con una madre amorosa, pero mi padre, él era algo especial. Siempre alegre y con una sonrisa en los labios, hacía que cada día fuera una aventura. Recuerdo cada historia que me contaba en las noches con una exquisita imaginación, no eran las típicas historias de princesas, sino de mujeres fuertes quienes eran las heroínas de sus cuentos.

En aquel entonces no sabía que esto tenía un motivo, él quería que fuera una mujer fuerte, capaz de solucionar sola mis problemas sin depender de nadie, ni siquiera de él, pues sabía que tendría que irse algún día.

Al tiempo veía a mi padre cada vez con menos energías, no sabía que le pasaba, yo siendo aún pequeña insistía en que jugara conmigo. A pesar que se esforzaba, su ánimo ya no era el mismo, aunque trataba de mantener siempre su sonrisa para que no me preocupara.

 A los meses cayó en cama, mamá estaba muy preocupada, pero no me decía que era lo que ocurría. Solo veía en silencio como los ojos de mi padre se apagaban lentamente. Rápidamente su salud empeoró, ya no veía ni hablaba, sólo era un cuerpo inerte, no se si me escuchaba, pero cada mañana iba a su habitación a darle los buenos días y un beso en su mano.

Cierta noche entre sueños escuche su voz, me decía que durmiera tranquila, que él cuidaría de mis sueños.

Me deje llevar por el cansancio y me dormí. Esa noche me encontré con él en mis sueños y me dijo lo siguiente:

"Mi niña, papá debe partir pero tu no te preocupes jamás te abandonaré aunque tu no me veas yo estaré a tu lado, y no dejaré que nada te dañe. Recuerda cada una de las historias que te conté y de las princesas guerreras cada una tiene algo de ti, debes seguir luchando pase lo que pase, vienen días difíciles y tu debes ser fuerte para acompañar a mamá. Eres mi pequeña guerrera y estoy orgulloso de ti. Ahora despierta y ve a darme un beso que ese será el que me de la fuerza de dejar este mundo... No olvides que te amo. "

Desperté muy triste, a mis diez años no comprendía bien que era lo que pasaba ni quería aceptarlo. 

Me levante y fui a su habitación. Él dormía tranquilamente eso me hizo dudar de perturbar su descanso con un beso. Pero algo en mí me decía que debía ser obediente. Me acerque a su cara, le di una caricia en su cabello y me despedí con un beso, al darle ese beso en su mejilla, me llegó el sabor de una lagrima que caía por su cara, se mezclo con las mías y sentí que no podía dejarlo partir.

Lo abrace y sentí su último suspiro en el mismo momento que sentí un calor que me abrazaba y luego ya un frío que me helaba la nuca, a mi corta edad sabia que era la muerte que estaba en la habitación llevándose a mi padre.

Seque mis lágrimas y recordé las palabras de papá, debía ser fuerte por mi madre. Subí a la habitación de ella y me acosté a su lado abrazandola con mi corazón destrozado sabiendo el dolor que sentiría ella al darse cuenta de la partida de mi padre.

 A la mañana desperté sola en la habitación, escuche un grito de mi madre quien se había dado cuenta de la muerte de mi padre, corrí a ella y la abrace y le dije que papá estaba bien, que debíamos ser fuerte.

Mamá me miro extrañada de mis palabras, me abrazo y me pregunto si comprendía que estaba pasando, a lo que asentí. Pasaron los años, y mi madre no lograba superar la muerte de papá, yo jamás volví a llorar pues debía ser fuerte, pero parecía que ella lloraba por ambas, habían ocasiones que sentía rabia por su debilidad, luego entendía su pérdida y su dolor.

Yo trataba de sacarla de esa depresión, le decía que ella podía volver a rehacer su vida con otro hombre que pudiera amarla, pero que en cambio yo no podría tener otro padre, pero aún así yo era fuerte y lo dejaba partir en paz. Pero mi madre parecía no escucharme.

Por otra parte yo me sentía tranquila pues mi padre cumplió su promesa de nunca dejarme sola, sentía su presencia en cada lugar. Cada noche le dedicaba unos minutos para contarle como iba mi vida y le platicaba de mamá, él se ponía muy triste al saber que ella no podía olvidarlo, fue por eso que decidió enviarle un nuevo amor.

Cuando llegó Alberto mi madre lo desprecio, yo lo trataba con respeto, era un compañero de trabajo de mamá y siempre estaba al pendiente de ella, era un buen hombre muy atento y cariñoso que con mucha paciencia logró al tiempo ganarse el aprecio de mi madre.

 Al cabo de un par de años se casaron, aunque mi madre no se notaba del todo feliz, pues sentía traicionando la memoria de mi padre, pero al ver las fotos del matrimonio todo cambió, en cada una de las fotos aparecía mi padre detrás de Alberto. Yo estaba feliz pues sabía que era el hombre a quien mi padre había enviado, pero por otra parte estaba triste pues él ya no me había vuelto a visitar. 

Supuse que al saber que mi madre ya estaba bien y lo había dejado partir, él se había marchado tranquilamente. Pasaban los años y ya al no sentir su presencia me comencé a sentir sola y aprendí a vivir con eso y con ese dolor que jamás se fue. Me case y tuve hijos, fui feliz no lo puedo negar, pero sentía que tenía algo pendiente, mi padre había prometido que jamás me dejaría pero no fue así.

Mis hijos crecieron y cierto día una de mis hijas me da la noticia de su embarazo, en un principio me sorprendió no en buena forma, aquel día me enfade con ella, me sentía decepcionada le había dado una buena educación y sentía que con esto había arruinado su futuro, pues era una brillante estudiante.

Me fui a dormir con la decepción en mi corazón, pero aquella noche volvió mi padre y dijo:

"Mi niña, disculpa mi ausencia se que dije que jamás te dejaría pero tenía asuntos que arreglar para volver a tu lado."

Lo vi tan feliz como cuando era niña, sentí su abrazo y me volví a sentir como su pequeña guerrera.

Me dijo que me tenía una gran sorpresa, que no me preocupara por nada que volvería la completa felicidad a mi vida.

Desperté al día siguiente con una pequeña alegría a pesar de la decepción sufrida. Hable con mi hija y le dije que la apoyaría en todo. Pasaron los meses y nació mi nieto. Cuando vi sus ojos no pude evitar soltar unas lágrimas, las mismas lagrimas que solté al despedirme de mi padre, lágrimas que no volvieron a brotar desde aquel momento.

Mi nieto era mi razón de vivir, mi felicidad completa, no puedo decir que no sentí alegría con los nacimientos de mis hijos, pero esto era algo totalmente distinto, una alegría inexplicable.

Cuando Alfonsito fue creciendo le contaba las mismas historias que me contaba mi padre, pero cambiaba a la heroína por el héroe guerrero, extrañamente el siempre se me adelantaba al final de la historia como si ya las conociera. Y si claro que las conocía, pues eran de él.

Mi Alfonsito mi nieto, es mi padre reencarnado. Y cumplió su promesa de no dejarme nunca.  El esta a mi lado sosteniendo mi mano, en algún momento me toco a mi dejarlo partir, y ahora le toca a él dejarme partir a mi. Mi padre, mi héroe que cumplió su promesa estuvo en el comienzo de mi vida y me despide en el ocaso de la mía. Las promesas que se hacen con amor nada impide que se cumplan, ni el tiempo ni la muerte.

lunes, 23 de julio de 2018

FANTASMAS EN LA ESCUELA SUPERIOR DE MUSICA Y DANZA DE MONTERREY



Casi todos conocemos la imponente construcción mezcla de estilo gótico y romántico con una marcada influencia francesa ubicada en lo alto de la colonia Obispado. Hoy en día este edificio es la sede de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey.

Sin embargo, no siempre fue así, la construcción, con una antigüedad de más de 100 años, fue en su momento, el Colegio y residencia de la congregación de religiosas del Sagrado Corazón de Jesús, de hecho, fungió como colegio religioso hasta el año de 1964.

Años más tarde el edificio fue restaurado en su totalidad y abrió sus puertas para convertirse en lo que actualmente es.


Tras su re inauguración, todo parecía indicar que todo marchaba sobre ruedas. Pero con el paso de los días tanto los alumnos, como los maestros y el resto del personal de la escuela sintieron que alguien quería permanecer ahí, aun cuando ya fuera la hora de cerrar las puertas.

Existen reportes del personal donde se indica que el piano ubicado en el último piso comienza a tocar solo, así como que las puertas se cierran con tal fuerza, que hasta los cristales han resultado rotos, como si alguien muy enojado se desquitara con ellas.

Cuenta la historia, que cierta noche una gran parte de la ciudad se quedó a oscuras tras un fuerte viento que derribó los cables de luz, sin embargo, este no afectó al edificio, ya que los vecinos de la zona reportaron iluminación a través de todas las ventanas por algo que al parecer eran velas.



También se dice que en una ocasión una alumna se quedó encerrada en las instalaciones, y creyendo que nadie acudiría en su ayuda hasta el siguiente día, decidió recostarse sobre una manta. Comenta que fue despertada por un intenso frío, y que al mirar hacia la puerta pudo ver lo que parecía la silueta de una mujer en hábito religioso, motivo por el que comenzó a gritar y la silueta simplemente se esfumó a través de la puerta.

Los gritos llegaron hasta el velador del edificio, quien fue despedido de su trabajo tras confesar que no revisada todos los pisos por temor a los ruidos que se escuchaban en la parte alta del lugar. Algunos maestros que se han quedado a trabajar en la biblioteca hasta las altas horas de la noche han reportado que se escuchan gritos de lamento y llanto.

Con todos estos sucesos, algunas personas decidieron investigar en el pasado de la casona, encontrándose con que años atrás había fallecido una monja de forma inesperada por una rara enfermedad, y que su cuerpo había sido enterrado en los jardines centrales de la escuela, donde aparentemente permanecen hasta la fecha.

Aunado a todos los eventos relatados, también se dice que este edificio está conectado por túneles subterráneos con el Palacio del Obispado, la catedral y la zona de la Macroplaza. Lo cierto es que hasta la fecha pese a diversos estudios por investigadores de lo paranormal no se ha podido comprobar la famosa leyenda del Fantasma en la Escuela Superior de Música y Danza

domingo, 22 de julio de 2018

El Puente de los Lamentos



Ésta es una de las leyendas urbanas más aterradores, se trata de un puente, en el cual se dice que si detienés el vehículo por la noche, se escuchan los lamentos y llantos de un bebé.

La historia comienza con un joven llamado Tom, quien viajaba de noche por una carretera de Ohio (EE.UU), iba escuchando una de esas radios que hablan de salvaciones eternas, mientras se preguntaba cómo era posible que las personas creyeran en esas cosas.

Estaba tan indignado con el tema que casi no se dio cuenta de la joven que caminaba por la carreta haciéndole gestos para que se detuviera. Él lo hace, y ella le agradece, explicándole que tiene mucha prisa porque su bebé la está esperando y que ya se le había hecho de noche.

Tom, aunque no acostumbra a recoger desconocidos por la calle, se ve conmovido por la chica y acepta acercarla hasta su casa, ella le explica que no queda muy lejos, que solo deben llegar hasta el próximo puente, a un par de kilómetros.

A él le parece un poco extraño que ella hablara de su bebé, ya que no parecía tener más de 14 años, pero decide que es mejor no preguntar, la chica estaba vestida con ropas que parecían del siglo pasado, así que dio por sentado que se trataba de una chica amish, y “en esas culturas nunca se sabe” pensó.
Al acercarse al mencionado puente, la chica le pide que se detenga, él reduce la velocidad hasta que como por arte de magia, llegando al puente el auto se detiene solo, las luces, la radio y la calefacción se apagan.

Tom comienza a sentir miedo, además parecía que todos los animales que habitan en la noche se hubieran puesto de acuerdo para guardar silencio, no se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera el viento.

En medio del completo silencio comienza a escucharse el llanto de un bebé, era como un susurro que cada vez se hacía mas fuerte y cuando voltea para ver a la chica, ella ya no estaba, lo cual comienza a asustarlo ya que si se hubiese bajado del auto, la puerta habría hecho algún ruido.

Tom decide bajar del vehículo y caminar hacia el borde del puente, donde el llanto del bebé parecía escucharse más fuerte, él no era un hombre valiente, pero se encontraba “como hipnotizado”.

Decide descender hasta el borde del río, para acercarse más, así que camina hacia la entrada del puente y baja por unos laterales, entonces siente un escalofrío que lo deja inmóvil, podía sentir como alguien lo miraba desde el puente, una mirada fija que le helaba la sangre.

Lentamente levantó su cabeza y lo que vio casi lo hace caer al suelo de la impresión, la chica que acababa de traer hasta el puente, mejor dicho, su cuerpo, colgaba desde el puente con una cuerda atada al cuello, sus fríos ojos de muerta lo miraban fijamente.

Una vez más escuchó el llanto del bebé, proveniente del río, y al voltear su cabeza en esa dirección, pudo ver el cuerpo de un recién nacido flotando boca abajo. El pánico lo obliga a correr tan rápido que iba tropezando por el camino, llega a su auto y se mete en él, pero no consigue hacerlo arrancar, y ese llanto de bebé se escuchaba cada vez más y más cerca, su estado de desesperación lo lleva a bajarse del coche y comenzar a empujarlo, y tan misteriosamente como se había apagado, vuelve a encenderse al cruzar el puente.

Hoy en día prácticamente todo los puentes antiguos tienen su propia leyenda, pero el Puente de Los Lamentos (Crybaby Bridge) es uno de los mas conocidos, la historia de una madre joven que en su intento de ocultar su embarazo lanza a su bebé al río, y luego, víctima de la culpa se termina suicidando en el mismo lugar, ya sea ahorcándose o lanzándose al río ella también, sea cual sea la versión original, todas terminan con el llanto del bebé que se escucha en el puente y una madre que intenta llegar a el, pidiéndole ayuda a los conductores. Incluso hay algunas versiones que dicen que el espíritu de la madre puede incitarte al suicidio.